lunes, 12 de abril de 2010

ENCUENTRO CON LA VIOLENCIA 31

El enojo es un estado natural en los seres humanos materialistas, (hablo del enojo negativo), que acabó con la Liga o Sociedad de las Naciones, creada en 1920, pues fracasó a los poco años, luego de la Primera Guerra Mundial; y actualmente las Naciones Unidas, creada en 1945, que tiene un funcionamiento regular, pues no logra su objetivo esencial, para la que fue creada. Dicen algunos que la gente en el poder se preocupa más por mantenerse en él, que mejorar la calidad de la vida en todas las naciones del mundo. Entonces así, sirve de poco. Uno mira a África y se espanta… a América Latina, y bueno, la ONU y la OEA, sólo sirven para mantener el atraso, la pobreza, las enfermedades como el Sida, etc., etc.
El último cuento al respecto en favor del enojo, es que Rusia y los Estados Unidos redujeron su arsenal nuclear. ¡Fantástico! ¡Maravilloso! De caerse uno rendido de la emoción. Porque en el fondo el enojo sigue latente.
Hace poco Chávez, en una de sus múltiples expresiones de enojo, llamó desgraciado al presidente de Colombia. Estaba chicho, como se dice en el argot colombiano. Les dijo estúpidos a los gringos, de una manera que le hubiera cuadrado mejor decirles hijueputas, tal era el gesto y la emoción del enojo.
Y los días, y los años, y los siglos pasan, y parece que nadie se le ocurre pensar en el enojo como tal, de dónde surge, por qué surge, en fin, un simple análisis juicioso del comportamiento humano. Enojo es, según el Larousse, una alteración del ánimo producida por algo que contraría o perjudica.
Si analizáramos el enojo de Chávez, que es tan patente, pues no tiene una explicación lógica muy clara, diríamos que es inexplicable que el enojo llegue a producir un bloqueo a las exportaciones colombianas a Venezuela, pues simplemente parece estúpido. Que el enojo llegue a los miles de colombianos que trabajan en Venezuela, (porque el venezolano es poco trabajador), es grave, porque genera una xenofobia estúpida entre hermanos. El enojo de Chávez contra el imperio, como llama él a los gringos, haría razonable una integración entre los dos países, (Colombia y Venezuela), a la cual podría Chávez aportar cinco mil millones de dólares, que actualmente invierte en armas, para mantener en pié firme su enojo contra el imperio. Con las armas frente los gringos es poco lo que él puede conseguir. Acordémonos de Nagasaki y de Hiroshima.
Y hablo de Chávez siempre, porque no parece que en Venezuela existan los tres poderes de toda democracia. “Aló Presidente”, no tiene en América Latina, que yo recuerde, ni en país alguno que constitucionalmente se maneje por televisión. Y actúe como poder ejecutivo, representando en su totalidad al Estado, olvidando al poder legislativo y judicial. Además la presidencia es una institución, un equipo oficial, y no un nombre propio. Es decir, la presidencia no es unipersonal, porque es una institución de las tres que forman el Estado.
Difieren en cambio las conversatorios de Uribe en Colombia, porque sólo tratan de llegar a las regiones más apartadas, a hablar con las autoridades y con el pueblo de las necesidades y de los problemas propios de las regiones, a donde el Estado, generalmente no le funcionan sus obligaciones republicanas y constitucionales, como debieran funcionar, bien por la lejanía de la capital, o por el atraso regional.
Otro tipo de enojo bien curioso, ocurrió con Ecuador. Fue un enojo que no dejó ver el hecho de tener un grupo terrorista en su territorio. Dentro de la lógica, hubiera sido pertinente darle las gracias a Colombia de haberlos librado de semejante grupo, que lleva 50 años matando o secuestrando gente en Colombia, como forma de lucha para imponer a la fuerza y en forma criminal, una ideología. El juez de Sucumbíos en Ecuador, se le olvidó el código penal, cuando no hizo un retrospecto sobre los motivos del ataque colombiano al grupo terrorista en territorio ecuatoriano, en donde se ejerció la legítima defensa del pueblo colombiano. (Al señor juez se le ha olvidado ver el expediente de homicidios de la guerrilla, y la necedad de esta, en persistir en el homicidio, el atentado, las minas antipersonales, etc.). ¡Se ha violado el territorio de nuestra patria!, diría, y se lo olvidó nuevamente el derecho penal y el internacional, porque sus fallos no tienen jurisdicción sino dentro del poder judicial ecuatoriano, y no en Colombia. ¡Nada que ver!
Pero veamos para terminar una última cosa sobre el enojo, que en el fondo nos puede llevar a una experiencia positiva, pues nos hace ver que no podemos fincar la vida sobre lo que es materia, porque esta es finita y corruptible, y produce en el interior un desfase grave, que nos lleva al enojo, en vez de ser felices, con las cosas infinitas y trascedentes. Todos los que llegan a la eliminación del ego, por ejemplo, se ríen de la vida material, y trascienden a un estado superior de iluminación, donde se ve la verdad solamente, con la humildad de sentirse ser humano, finito y corruptible, con el cuerpo, y trascender a lo infinito, en espíritu, al más allá, con el alma.

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