jueves, 11 de marzo de 2010

ENCUENTRO CON LA VIOLENCIA 19

Tal vez una de las cosas que induce a la violencia más irracional, son las adicciones. Ahora que al fin el Estado colombiano, penalizó la dosis mínima, y restringió así el libre desarrollo de la personalidad, que para cualquier ser humano, con dos dedos de frente, sabe fundadamente, que tiene profundos defectos que es menester corregir con educación, fundada en valores, como por ejemplo, reprimir las adicciones por el daño que le hacen al cuerpo humano, particularmente a las neuronas del cerebro. No sé qué dirán ahora nuestros congresistas, porque el desarrollo personal no puede ser libre, por el problema que trae una naturaleza fundada en el placer material: droga. alcohol, sexo. Cabe traer a cuento, por ejemplo, esa desagradable violencia que forman los jóvenes adictos, cuando van a una presentación musical o a un partido de fútbol. Algo muy malo debe ocurrir en la mente de esos jóvenes que transforman su adicción en violencia. El hecho ocurre siempre ante la total indiferencias de las autoridades. Los padres de familia de los jóvenes se hacen los de la vista gorda. Los colegios también y en parte son responsables, porque no educan con la razón, sino con la pereza que tienen de pensar en los verdaderos problemas presentes en nuestro medio actual. Los padres dejan a sus hijos en los colegios para descargar toda su responsabilidad en ellos. Y los colegios no tienen las agallas para lograr que los padres tomen conciencia que la educación empieza en casa. O dicho de otra manera que se está perdiendo totalmente en nuestra sociedad: el hogar. El hogar formado de acuerdo con la naturaleza humana: un hombre y una mujer, y no dos hombres como está ocurriendo actualmente.
Imaginemos un hogar formado por dos hombres. ¿Se pueden ustedes imaginar el contrasentido que se forma en el ambiente? ¿Qué valores puede haber ahí? La naturaleza humana es racional, en el sentido que nos ha formado con unas características específicas que nos determinan nuestra felicidad en la tierra, nuestro crecimiento, y lo fundamental del sexo: la encarnación espiritual y material de un hombre con una mujer.
Esa fue la voluntad del Espíritu creador. Pero el hombre, y en nuestra constitución, los congresistas de 1991, pretendieron, quizás por influencia del narcotráfico, el famoso libre desarrollo de la personalidad, que no puede ser totalmente libre, por el problema humano de la adicción a las drogas, el alcohol, y el sexo, como lo hemos visto en nuestra sociedad, indiferente, materialista y sin valores.
Ojalá, en el nuevo congreso piensen con el corazón en la mano, lo que es ver la violencia en los estadios y en las presentaciones musicales. Síntoma y comprobación ineludible de los defectos de nuestra naturaleza humana, para que supriman el artículo 16, que sobra, porque uno de los problemas del hombre frente a su conciencia, es que es libre, y que por eso algunos hombres dicen: soy ateo gracias a Dios. Y eso, porque el desarrollo es personal, y subjetivo, y las leyes de nuestra constitución son objetivas. Están para darnos una orientación objetiva, pero no para formar los valores subjetivos, que nacen en el hogar, lejos del congreso y los colegios. Y en cambio, cerca al Espíritu creador.

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