domingo, 27 de junio de 2010

ENCUENTRO CON LA VIOLENCIA 54

Los colombianos tenemos que aceptar que nos hace falta mucha cultura, si queremos acabar con la violencia. Por ejemplo, todos los días, cuando salgo a la calle, recojo los papeles de mis compatriotas, que no tienen el nivel educativo que les enseña que las canecas de basura están para eso. En Usaquén una alcantarilla destapada duró meses frente a la alcaldía local, sin ser repuesta. Es más a unos metros de la misma alcaldía, los ladrillos de la calle hace años se están deteriorando. ¡Increíble! Hay que esperar a que haya que hacer una obra grande y costosa que permita la consabida tajada.
No me refiero sino a estos dos detalles simples, para demostrar con creces nuestra falta de cultura.
A lo de botar los papeles a la calle faltó agregar, que cuando llueve, el agua lleva estos a las alcantarillas, y luego, en los barrios del suroccidente de Bogotá, se forman unas inundaciones increíbles. ¡Se tapan los caños! Pero la educación, no nos permite pensar en los demás. ¡Nos importa un comino! O lo que es peor: ¡Ni nos importa, ni pensamos en eso!
Los carros por la carrera sexta con 117, paran y obstaculizan el tráfico. Se produce una pitadera infernal a la una de la mañana. ¡Todo el mundo se despierta! Y no pasa nada… ¡Todo es normal! Bueno, hay que agregar que los conductores que obstaculizan y los que pitan, utilizan un vocabulario soez. ¡Muévete H.P.! ¿Y qué, no puedo parar si me da la real gana? ¡Huevón! Claro que H.P, es lo más castizo que utilizan.
Pasar por la Plaza de Usaquén es costoso. Por lo menos, para los que dan limosna. Estos se encuentran con tres o cuatro alentados ciudadanos que suponen que no hay empleo. Entiendo que el Código de Policía prohíbe la limosna, porque contribuye a fomentar la indigencia, y la indigencia pues es una lacra social que destruye las vidas humanas del indigente y sus familias.
Pero no hay la conciencia, tanto de la sociedad como del Estado, para acabar con este grave trauma social. ¡Es normal! Unos dan y otros no dan. Pero nadie asume la conducta que debe ser la de ayudar a acabar con la indigencia, en la medida de las capacidades de la sociedad y de la creación de empleos. ¡Eso no existe! Conducta que debe ser general, dentro de la mínima educación ciudadana. (¿Qué un desempleado produzca algo en nuestro interior? ¡No, ni de fundas!)
Bueno, y de los desplazados ¡ni hablar! Nunca se sabe si es verdad o mentira que lo sean. Si es verdad, desde luego, es un problema de Estado, que hay que arreglar con la autoridad para regresar a las víctimas a su lugar ancestral, o bien, a su derecho de vivir donde estaban, y de donde fueron sacados a la fuerza.
El famoso cartel: “Soy desplazado”, permanece a la salida de las iglesias, o bien por la calle, como si el ciudadano común pudiera derrotar el terrorismo con limosna. ¡Es increíble! Y esto pasa frente a la policía, si es que hay algún agente por ahí.
Sí, de verdad ¡somos un pueblo inculto! Nos falta mucho. Y nadie dice nada. Todo el mundo conforme. Un conformismo que repugna en varios estratos. ¡Claro!, el más repugnante es el oficial.
Otro motivo que preocupa es tener la mayor tasa de desempleo de América Latina. Alguien propuso que los millones de empleados oficiales, es decir, la burocracia, se regularice con una norma que establezca que un funcionario público que tenga cierta cantidad de capital, debe renunciar para darle paso a los desempleados. ¡Obvio! (¿Pero quién es el estúpido que piensa eso?)
Otra norma debe establecer que el burócrata que no trabaje, debe ser penalizado con cárcel. El motivo, el Erario Público es sagrado, y el compromiso de cumplir con sus funciones es tan grave, que genera delito no cumplir con el juramento, cuando se posesionó. (Sí, porque el funcionario debe jurar cumplir con su deber, como lo hacen los militares). Pero no, como es parte de la llamada clientela, él juró desempeñar con lealtad por amor a su patria, y en bien de todos los colombianos, por la tajada en el presupuesto. Es evidente que las famosas clientelas están profundamente arraigadas en nuestra politiquería. ¿Qué se acaben? ¡No, ni de fundas!
Además, las clientelas y los “lobbies” de los paras, narcos, etc., han convertido al Congreso de la República, en un centro comercial, a donde se llega, no por el voto popular, sino por una inversión millonaria, que hay que recuperar, luego de la campaña electoral, con la compra de votos.
Acordémonos de la dosis mínima, que luego de años hubo que penalizar. O bien, el artículo 16 de la Constitución del 91, sobre el libre desarrollo de la personalidad, que es obra de narcos seguramente. Eso produjo la dosis mínima. Y además el libre desarrollo de la personalidad, le produjo a Tirofijo en su tiempo, la suficiente tranquilidad de conciencia, para matar colombianos a lo que daba el tejo. El artículo 16 de la CN del 91, lo que debe decir, es que el desarrollo de la personalidad es con valores. Es decir con educación. Luego ¿no se sabe que el ser humano es terrible? ¡Lean los periódicos, por favor!
No sé: ¿el libre desarrollo de la personalidad en este medio en que vivimos? (Bueno, ¿usted está tarado o qué?) Pienso que el partido verde, le puede prestar un gran servicio al país, cuidando que se superen estas críticas, producto de nuestra falta de educación. ¡Claro que la violencia se produce por falta de educación! Así como es una verdad total, que el desarrollo de un país, se hace basado en la buena educación de sus ciudadanos.
Se puede hacer la prueba viajando a los países desarrollados, a ver si allí se encuentran todas las críticas que hemos expuesto aquí. Y si se encuentran, por favor, protesten.
Las autoridades de ese país, apenas se enteren que usted es colombiano, es posible que le acepten la crítica, y de paso le pidan clorhidrato de cocaína. ¡Qué cosa esta! En esos países el adicto es legal, es decir, es lícito drogarse. Solamente en países subdesarrollados como Perú y Colombia, es ilícito producir la coca. Pero ese es otro problema, donde los sepulcros blanqueados, (bien desarrollados), nos ganan… sobre todos los bancos que mueven los dólares del negocio. Ellos se rasgan las vestiduras… ¡Qué cosa esta! ¡Cómo se les ocurre penalizar la droga, si el consumo es legal, y produce platica!
Y lo traje para demostrar que la violencia siempre se genera cuando el corazón humano está corrompido por lo material, y no tiene la fuerza espiritual para penetrar en su interior, a ver esta verdad: ¿Soy una persona honesta y responsable?
¡Claro! El mundo desarrollado también requiere cambios en su educación. Pero esto no nos justifica a los subdesarrollados, que permanecemos impávidos frente a nuestra situación, con un complejo de inferioridad tan grande, que el único latinoamericano que se salva, se llama Maradona. Ojalá este blog se publique en el Ecuador además, a ver si el juez de Sucumbíos se entera de la situación del mundo y de los colombianos en particular. ¡A no! Los países vecinos piensan que somos así: unos H.P., no sólo en el sentido que sabemos, sino en que tenemos caballos de fuerza, que ellos no tienen. ¿Será envidia?

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