jueves, 13 de mayo de 2010

ENCUENTRO CON LA VIOLENCIA 43

La violencia es consecuencia de la conducta humana. El asesino, el secuestrador, el ladrón, el guerrillero, el paramilitar, el narco-político, el farc-político, etc., representan conductas humanas. Y ya es bueno preguntarnos si hacemos algo por esa conducta, pues con sólo abrir la historia del siglo XX, llegaríamos a comprender que tenemos unos problemas que vemos detrás de nuestras espaldas, como un pesado bulto, que nos oprime la conciencia, y esto nos produce o aburrición o jartera, y lo dejamos ahí, sin más.
La lista de actos negativos que produce esa conducta hoy, los vemos cuando abrimos el periódico. Y claro, nos preocupa un poquito, pero sólo un poquitico, mientras prendemos un cigarrillo ante los hechos criminales, y soplamos, como sacándonos la dolencia espiritual, para cambiarla, por un enfisema en el pulmón. Y lo traigo a cuento, aunque yo no fumo, ni bebo alcohol. Sé que ante el mundo, soy un tipo jartísimo, inmamable, pero lo que pasa es que los viejos octogenarios nos volvemos así: impotables, para la generalidad.
El enfisema es importante traerlo a cuento, porque nos ayuda a entrar en el tema de las adicciones uno de los más graves problemas de la conducta humana. Y me pregunto: ¿Algún día tendremos un mundo sin adictos? Estoy seguro que la conducta humana arreglaría muchos problemas sociales, que no puede corregir, porque la adicción es una enfermedad, como el cáncer, más o menos. Tenemos entonces sobradas razones para hablar del tema si queremos reducir la violencia, empezando porque los adictos dejen de destruir sus familias y sus vidas, y con ello la sociedad. Y destruir tiene que ver con violencia, si la traducimos como la actitud que destruye la vida.
Parecería que hemos cambiado el tema de la conducta, por el de la adicción. Pero no es así. Una sociedad que no toma conciencia de la adicción, es una sociedad que tiene una conducta en mal estado, y mucho más, con tendencia al enfisema, sin neuronas y con sus mujeres en pre-pago.
La razón es muy sencilla, todos esos especímenes a los que nos referimos en el primer párrafo, (el asesino, el secuestrador, etc.), actúan en delincuencia por ósmosis. El medio social de los adictos lo produce y lo reproduce, en unas conductas humanas, donde la ley es letra muerta, y el bien público y el de la comunidad, un hazmerreir, un chiste congresional o una fábula de Pombo. ¿Qué no podemos ir donde las viejas? ¿Qué no podemos tomar trago? ¿Qué es malo drogarse? ¿Qué no podemos pegarle un tirito a no sé quién? ¡Qué jartera! ¡Eso sí ni de fundas, mijito!
Veamos, por Google obtuve este breve texto, alucinante, (sin meter droga), que aclara lo dicho: “La búsqueda y el consumo compulsivo de sustancias psicotrópicas, aunque, de manera más genérica, se aplica también a diversos hábitos (conductas), que son nocivos, pero que resultan gratificantes para el sujeto. Usualmente el término se ha vinculado al consumo de sustancias psicoactivas, pero se ha extendido a otras situaciones que no requieren del consumo de ninguna sustancia, como el juego (ludopatía) o el uso de Internet. El término ha estado sometido a múltiples discusiones a lo largo del siglo XX y XXI, y ha sido objeto de variadas definiciones que reflejan, más bien, el estado de ánimo social y político más que una discusión netamente científica.”
Yo diría, para terminar, que tenemos una conducta laxa, chévere, con la que podemos jugar pingpong. Pero eso conduce a una tipo de sociedad como la que tenemos, en donde la vida carece de plena felicidad, como debería ser, y donde no crece el espíritu. Quizás para simplificar con un ejemplo, porque el adicto piensa en él, en su enfermedad, y se olvida de su familia y de los demás.

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