martes, 16 de febrero de 2010

ENCUENTRO CON LA VIOLENCIA 12

ENCUENTRO CON LA VIOLENCIA 12
Sí, queridos amigos, el subconsciente es el 95% de la mente, y el 5% el consciente. Por eso la mente tenemos que manejarla cada segundo en la vida, sabiendo que un descuido nos cuesta caro. San Pablo en la Epístola de los Romanos, habla de la ley, motivado en lo que ve entre judíos y gentiles, que en Roma, en ese entonces, era un revuelto terrible. Parecería que San Pablo se quitó de un tajo todo lo que tenía de fariseo, lleno de leyes fundadas en la vida externa. Y empezó a hablar en la ley de la fe, o ley de vida interna, para poder domar el monstruo del inconsciente.
En la violencia el subconsciente se manifiesta con unos condimentos basados en el gourmet del poder, y es exactamente cuando el súper ego está convencido y enamorado además, de su imagen externa, y de la paranoia de sus seguidores, que aplauden su brutalidad, como si fuera divina. El súper ego señala para un lado y el bien queda estatizado, para otro y el bien material se convierte en bien del Estado. Se cree que es el pueblo el dueño del Estado, sin ver que en la ley de la fe o de la vida inmaterial, aparece una luz verdadera que nos dice que son los burócratas socialistas que manejan el Estado los verdaderos dueños. Todos los actos materiales son evidentemente basados en la agresividad y violencia del todopoderoso. Digamos que se trata de una violencia disimulada con el poder que emana de una persona, que del siglo XVIII al XIX, pasó a la historia haciendo a los hombres súbditos de su real gana, pero que ahora se esclaviza nuevamente a nombre del socialismo comunista de Fidel Castro.
El hombre libre que nace con la Revolución Francesa se acabó en Venezuela. Sus derechos nacidos de sus obligaciones como ciudadanos, se fueron para Cuba, con Fidel. ¿Eso qué quiere decir? Fácil: que la falta de libertad, de respeto por sus derechos y obligaciones, pasaron a mejor vida en el paraíso de Fidel.
El verdadero Estado democrático, para no ser violento, forma a sus ciudadanos con una educación basada en el respeto a la ley material, pero fundada también en el convencimiento, de que la ley de la fe o de la vida inmaterial, requiere una educación cimentada en valores esenciales para la convivencia ciudadana, basada en el crecimiento personal, en hacer que el ciudadano de una república, produzca bienes materiales o espirituales, (algo más que pipí y popó), para que la vida se enriquezca con bienes, sin perder la creencia en una vida pasajera, que es sagrada, independiente, que recibió dones que ennoblecen a la comunidad, y que en esencia consisten en amar al otro, en servirlo, en ser parte de su felicidad, en constituir con él, la patria, cimentada en el amor a Dios, y al prójimo como a sí mismo.
Decíamos al comienzo que el subconsciente es más poderoso que el consciente. Y lo recordamos porque la violencia sólo la eliminamos cuando formemos ese 5% que tenemos en el amor puro, inmaterial. Si lo logramos, el inconsciente se convierte en una fuerza poderosa. Esa es la ley de la fe de la que hablaba Pablo hace dos mil años, y aún tenemos en el mundo personas que no están enteradas.

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